La semana pasada estaba realizando un trabajo para una asignatura, en la cual, para practicar, necesitaba grabar mi voz. El problema era que no tenía dispositivo alguno para grabar, y como soy pobre rico decidí ir a comprar un micrófono para poder realizar ese trabajito como debe ser.
Cuando llegué a Hasta el momento todo para que va bien ¿no?, pues nada cuando lo fui a abrir el cable estaba separado del micrófono, es decir, venía hecho una mierda estropeado. Con una mala leche que cualquiera entendería Con gran energía decidí volver a la tienda a que me lo descambiasen y la amargada y repelente agradable señorita que estaba en esta sección, me dijo que no podía cambiármelo porque estaba fuera del envase. De mala manera Con mucha educación, les pedí la hoja de reclamaciones con intención de que echaran a esa inepta que no sabe realizar correctamente su trabajo de que se solucionase el percance.
Por suerte, vino otra encargada muy simpática que accedió a cambiarme el producto que estaba en malas condiciones, y así por fin pude hacer mi trabajito. Realmente ¡podría ser peor! Podrían haberme dicho que lo había roto yo y por las molestias que había causado me hubiesen demandado. En fin, lo llego a saber y utilizo mi querido Walkman, que tantas horas de entretenimiento me dio en mi infancia.
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