Muchos días en nuestras vidas realmente son algo para olvidar, y hay días que mejor no levantarse, sobre todo estos días que empiezan a bajar las temperaturas. En estos malos días pueden pasar muchas cosas pero en mi caso tiendo a ser un desastre con todo. Yo estoy en un piso de estudiantes y como bien dice el título, la fianza puede irse al traste enseguida y ahora veréis porque.
En el tiempo que llevo aquí escasamente mes y medio hemos tenido pequeños accidentes. Hemos roto dos vasos, una taza de porcelana de Té, el palo de la escoba, al pegar fotos en las paredes la pintura se ha ido y lo más gracioso y tronchante es que al servidor se le cayó por la ventana una alfombra y un recambio de la mopa.
Realmente son cosas que se pueden comprar fácilmente, pero aquí viene la gracia del asunto, tenemos un seguro del hogar que nuestra insoportable querida casera a la fuerza amablemente nos ha hecho contratar. ¿Y para qué sirve dicho seguro? Bueno pues por si un día nos entran a robar, el seguro lo cubre, si un día queriendo dejamos el grifo dado y se inunda la casa, el seguro lo cubre…Pero si se nos rompe un triste vaso, ¡Eso ya el seguro no lo cubre! Y sí, ¡Podría ser peor! Podría venir nuestra casera y quitarnos la cuantiosa cantidad de 840 euros por romper su querida taza de té, la cual no necesitamos para nada.
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